domingo, 11 de noviembre de 2007

La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones


La mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones
La representación de la mujer en los niveles más altos de adopción de decisiones a escala nacional e internacional no ha cambiado en los cinco años transcurridos desde la celebración en Beijing de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Las mujeres siguen estando en minoría en los parlamentos nacionales, y el promedio alcanzado en 1999 a nivel mundial era del 13%, pese al hecho de que las mujeres constituyen la mayoría del electorado en casi todos los países.
La Plataforma de Acción aprobada en Beijing explica que las vidas de las mujeres deben examinarse en el marco social, económico y político de la sociedad, y no fuera de ese contexto. La Conferencia de Beijing reafirmó que "la participación igualitaria de la mujer en la adopción de decisiones no sólo es una exigencia básica de justicia o democracia sino que puede considerarse una condición necesaria para que se tengan en cuenta los intereses de la mujer. Sin la participación activa de la mujer y la incorporación del punto de vista de la mujer a todos los niveles del proceso de adopción de decisiones no se podrán conseguir los objetivos de igualdad, desarrollo y paz".
La Plataforma de Acción de Beijing también afirma que las mujeres tienen igualdad de derecho a participar en la gestión de los asuntos públicos y, mediante esa participación, a contribuir a redefinir las prioridades políticas al incluir en los programas políticos nuevos temas y ofrecer nuevos puntos de vista sobre cuestiones políticas generales. En la Plataforma se definieron dos objetivos estratégicos en relación con esta esfera de especial preocupación: garantizar a la mujer igualdad de acceso y la plena participación en las estructuras de poder y en la adopción de decisiones, y aumentar la capacidad de la mujer de participar en la adopción de decisiones y en los niveles directivos.
Además del documento de Beijing, algunos instrumentos internacionales han afirmado el principio de la participación equitativa de la mujer y el hombre en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, incluida la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
En su 41º período de sesiones, celebrado en 1997, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas reafirmó la necesidad de determinar y aplicar las medidas que corregirían la representación insuficiente de la mujer en la adopción de decisiones. Se consideró que la eliminación de prácticas discriminatorias y la introducción de programas de medidas positivas eran instrumentos de política eficaces para el logro de ese propósito.
No se han producido cambios verdaderos en la brecha que separa a la mujer del hombre
Pese al hecho de que desde hace tiempo se reconoce el derecho fundamental de las mujeres y los hombres de participar en la vida política, en la práctica la brecha en materia de equidad de jure y de facto en la esfera del ejercicio del poder y la adopción de decisiones sigue siendo amplia. Como resultado de ello, los intereses y las preocupaciones de la mujer no están representados a los niveles de la formulación de políticas y la mujer no tiene influencia sobre las decisiones fundamentales en las esferas social, económica y política que afectan a la sociedad en su conjunto. Las iniciativas y los programas orientados a aumentar la participación de la mujer en la adopción de decisiones se han visto entorpecidos por una serie de factores, entre ellos una falta de recursos humanos y financieros para la capacitación y la promoción en materia de carreras políticas, y la responsabilidad de los funcionarios elegidos en relación con la promoción de la igualdad entre los géneros y la participación de la mujer en la vida pública.
En general, las cifras de que se dispone muestran únicamente un aumento simbólico e indican que la meta del equilibrio entre los géneros dista aún mucho de haberse alcanzado.
Participación a escala nacional
Al mes de agosto de 1999, había únicamente diez países en que las funciones de jefe de Estado y gobierno eran desempeñadas por mujeres, a saber: Bangladesh, Guyana, Irlanda, Letonia, Nueva Zelandia, Panamá, San Marino, Sri Lanka (Presidenta y Primera Ministra) y Suiza.
La representación de la mujer en cargos gubernamentales de adopción de decisiones a los niveles ministerial y subministerial (ministro, viceministro, secretario permanente y jefe de departamento) muestra que se avanza muy lentamente en esa esfera.
En 1996 las mujeres constituían el 6,8% de los gabinetes ministeriales en todo el mundo; en 1997 esa cifra era del 7% y del 7,4% en 1998.
En 1999 había únicamente 677 mujeres integrantes de la cámara alta o el senado, en contrate con 5.639 hombres.
La mayoría de las ministras se concentra aún en los sectores sociales, como la educación, la salud y los asuntos relativos a la mujer y la familia.
Los países nórdicos siguen ocupando un lugar preponderante en cuanto a la proporción de mujeres en los parlamentos, cuyo promedio asciende al 36,4%. Según un informe de las Naciones Unidas, Suecia tiene la proporción más elevada de mujeres en la cámara baja o única: el 40,4%. La elevada proporción de mujeres en los parlamentos de los países nórdicos puede explicarse por muchos factores, como la igualdad de posibilidades en materia de educación, el reconocimiento por parte de las mujeres de la importancia de votar y contribuir a determinar los resultados de las elecciones, y el establecimiento de políticas estatales amplias a escala nacional orientadas a la conciliación de las responsabilidades familiares y profesionales de las mujeres y los hombres, entre otras.
Un proceso inverso se produjo en Europa oriental, donde el porcentaje de mujeres en los parlamentos se ha reducido considerablemente con la transformación hacia una economía de mercado y elecciones parlamentarias libres. La abolición de las cuotas para mujeres, que habían existido en los antiguos regímenes, redujo extraordinariamente su número en los parlamentos. Aunque la situación ha venido mejorando gradualmente en algunos países, la experiencia de Europa oriental confirma que el establecimiento de una democracia parlamentaria pluralista no garantiza de por sí la representación equitativa de las mujeres y los hombres en la adopción de decisiones políticas.
A escala internacional
A escala internacional, se produjo un aumento en la representación de las mujeres entre los Representantes Permanentes ante las Naciones Unidas en Nueva York, que pasó de siete mujeres en enero de 1994 a 12 mujeres al mes de abril de 2000.
El sistema de las Naciones Unidas ha centrado su atención en aumentar el número de mujeres en cargos ejecutivos a todos los niveles y en diversos sectores. Si bien se ha registrado cierto progreso en el mejoramiento de la representación de las mujeres en las categorías superiores y de adopción de decisiones en la Secretaría de las Naciones Unidas, el objetivo de llegar al 50% en el año 2000 no se ha alcanzado. Sin embargo, las estadísticas sobre la situación de la mujer en la Secretaría siguen arrojando un adelanto lento, pero constante.
Desde el 1º de enero de 1999, el porcentaje de mujeres nombradas con sujeción a la distribución geográfica aumentó del 37,7% al 38,6%.
Aunque el ritmo del avance en el mejoramiento de la representación general de la mujer sigue siendo lento, se ha logrado mejorar la representación de las mujeres en las categorías superiores y de adopción de decisiones. Desde la presentación del plan de acción estratégico para el mejoramiento de la situación de la mujer en la Secretaría (1995 a 2000), en noviembre de 1994, el porcentaje de mujeres en la categoría de Director Adjunto y categorías superiores a ésa ha aumentado del 15,1% al 29,7%.
La mujer en los procesos electorales y los partidos políticos
La Plataforma de Acción de Beijing comprometió a los gobiernos a "examinar el efecto diferencial de los sistemas electorales en la representación política de las mujeres en los órganos electivos y examinar, cuando proceda, la posibilidad de ajustar o reformar esos sistemas". La participación de las mujeres en partidos políticos es importante porque proporciona una vía hacia el ejercicio del poder y la adopción de decisiones políticas. Conduce a la participación en parlamentos y otros órganos electivos, así como a nombramientos en cargos ministeriales u otras oficinas políticas y en la magistratura. Entre las medidas adoptadas en algunos países, cabe destacar:
En Albania se han promulgado leyes y enmiendas para garantizar un equilibrio de género en las listas electorales.
El Yemen enmendó su ley electoral en 1998 para aumentar la participación de la mujer en las elecciones.
En el Canadá la participación política de la mujer aumentó en un 50% entre 1995 y 1997.
La participación de la mujer en la vida política también ha aumentado en España, que ocupa el séptimo puesto en esa esfera entre los 15 Estados de la Unión Europea.
En el Camerún, El Salvador, Nigeria, el Paraguay y Seychelles, las propias mujeres han establecido redes políticas, creando vínculos entre organizaciones con base en la comunidad, los movimientos de mujeres y las mujeres que se dedican a la política.
Adopción de medidas positivas, metas y cuotas
Durante la Conferencia de Beijing, únicamente 21 de los 189 países que se comprometieron a mejorar la condición jurídica y social de la mujer concedieron la más alta prioridad a la cuestión relativa al aumento de la participación de la mujer en todos los niveles de adopción de decisiones. Desde la Conferencia de Beijing han proseguido los debates amplios sobre esta cuestión a los niveles gubernamentales y no gobernamentales. Ello ha contribuido a aumentar la sensibilización respecto de los cambios sistemáticos que se necesitan para lograr el equilibrio entre los géneros. Un número cada vez mayor de países han aplicado políticas de adopción de medidas positivas, incluidos los sistemas de cuotas y las metas, elaborado programas de capacitación para fomentar el liderazgo entre las mujeres, e introducido medidas para conciliar las responsabilidades familiares y profesionales tanto de las mujeres como de los hombres.
El artículo 4 de la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer permite la adopción de medidas especiales de carácter temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer. La Plataforma de Acción de Beijing compromete a los gobiernos y los partidos políticos a que proporcionen a la mujer igualdad de acceso y la plena participación en las estructuras de poder y en la adopción de decisiones, incluido, entre otras cosas, el establecimiento de metas concretas y otras medidas positivas.
Aunque en algunos países el concepto estricto de igualdad se opone a la introducción de medidas positivas, en otros países se han llevado a cabo programas de medidas positivas.
Ghana aprobó una propuesta de acción afirmativa para reservar para las mujeres el 40% de los cargos en órganos de adopción de decisiones.
En Uganda se estableció el Ministerio de Género, Trabajo y Desarrollo Social para aplicar una política nacional de acción afirmativa.
Italia presentó un proyecto de ley para reformar la constitución a fin de incluir la adopción de medidas positivas en las leyes electorales.
Finlandia estableció una cuota para las mujeres en la proporción de 40/60 en los órganos gubernamentales.

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