martes, 4 de diciembre de 2007

Las mujeres quieren el poder

Si la política está más desprestigiada que nunca y los partidos van a la cola en el ranking de confianza ciudadana, ¿por qué las mujeres insisten en acceder a la política? Porque es justo y democrático. Ni más ni menos. Esta fue una de las principales ideas fuerza del debate sobre “Mujeres y poder en la política”, realizado recientemente en Montevideo.(Mujereshoy) “Las mujeres tenemos que llegar al poder porque es justo y democrático. No porque seamos mejores. ¿Menos corruptas?, tal vez al principio...”. Rebeca Grynspan, ex vicepresidenta y ex ministra de Estado de Co

sta Rica, completa el pensamiento evocando una frase que alguna vez acuñó otra feminista: “La igualdad se probará cuando tantas mujeres incapaces lleguen al poder como hombres incapaces hemos tenido en él”, señala el artículo de Isabel Villar, quien cubrió el evento para La República de las Mujeres.* El realismo de Rebeca Grynspan, aún cuando resulte chocante a algunas mujeres políticas, confronta el esencialismo que lleva a exigir que las mujeres que pretenden el poder sean perfectas. Grynspan –que llegó a él merced a que en su país se cuotificó la participación política femenina, está orgullosa de ello y defiende las medidas afirmativas como paso inicial para avanzar hacia la equidad de género–, fue una de las oradoras del foro internacional “Mujeres y poder en la política”. Convocado por la Red de Educación Popular entre Mujeres de América Latina y el Caribe (Repem), el Instituto de las Mujeres de Uruguay y la Comisión Nacional de Seguimiento: Mujeres por Democracia, Equidad y Ciudadanía (CNS), con el auspicio del Poder Legislativo uruguayo, en el foro participaron mujeres de la región que han desempeñado cargos públicos, los ocupan actualmente o se proyectan a altos niveles de representación. “Hombres y mujeres integran la sociedad y tienen derecho a determinar su rumbo”, coincidió Patricia Mercado, quien el 21 de agosto pasado lanzó su precandidatura a la presidencia de México para las elecciones del 2006, desde el Partido Alternativa Social Demócrata Campesina, del cual es fundadora. Mercado también se hizo cargo de que las mujeres no son perfectas: “En México, mujeres políticas fuertes quedaron en situación complicada por corruptas o por ‘mensas’ (tontas), y ahora tienen bajo perfil, quedaron muy golpeadas”. “Por otro lado, hay esposas que quieren que los maridos les pasen el poder así nomás”, agregó en alusión a las ambiciones presidenciales de Martha Sahagún, cónyuge del actual presidente mexicano Vicente Fox . No obstante, Mercado tiene claro que “parece haber un pacto implícito de los hombres para aplicarles a esas mujeres corruptas o ‘mensas’ un castigo muy superior al que tuvieron ellos en situaciones similares”. Para la precandidata, algo de esencialismo es estratégico “para aliarnos como mujeres, por tener un cuerpo de mujer y sin distinguir entre derechas, izquierdas o centro”. Asimismo reconoce que “los pactos entre mujeres con muy débiles. Pronto se quedan solas, sin ellos y sin ellas”. El Uruguay del cambio No es casual que el foro que habilitó este debate se haya realizado en Uruguay. Nuestro país “está pasando por un momento histórico en su vida política, cuyos retos, desafíos y proyecciones se inscriben en la necesidad de abrir espacios de reflexión y debates sobre la participación y la representación política de las mujeres en busca de lograr una mayor democratización en el ejercicio del poder, desde un enfoque de derechos y oportunidades”, justificaron las organizaciones convocantes. “La llegada al poder, por primera vez, de un gobierno progresista abre una esperanza de cambio”, explica Lilián Abracincas en nombre de la CNS. “La política en Uruguay ha vuelto a tener una centralidad que no tenía hace muchos años”, agrega la directora del Instituto de las Mujeres, Carmen Beramendi. En la política uruguaya están representados los más variados orígenes socioeconómicos y culturales, pero el gran déficit sigue siendo la participación política de las mujeres, donde el país ocupa el lugar 71 entre los 127 evaluados por la Unión Interparlamentaria. La senadora uruguaya Mónica Xavier adelanta que hay intención de reiterar en el Parlamento el debate sobre la cuotificaciòn, y marca como desafío mayor llegar a la mitad del periodo interelectoral con un consenso entre las mujeres de los diferentes sectores políticos. Actualmente este no existe ni siquiera dentro del que gobierna por amplia mayoría. Los hombres tienen que ceder Sin perjuicio de reconocer los avances de las mujeres en las ultimas décadas, Grynspan identifica como temas duros de equidad el mercado de trabajo –donde persiste la segregación ocupacional y la brecha salarial entre hombres y mujeres–; la conciliación del trabajo productivo con el reproductivo –“las mujeres no avanzan no sólo por falta de oportunidades sino porque tienen que optar por la informalidad laboral para abarcar ambas cosas, ya que no hay una estructura social que les ayude a resolverlo”–; la violencia –“la inseguridad espera a las mujeres en sus casas”–, y la subrepresentación femenina en política. Cuando esta no está institucionalizada –a través de medidas afirmativas– la presencia de las mujeres “parece regalía personal de los políticos en campaña electoral”, dice Grynspan, advirtiendo que se trata de la cuestión más difícil porque tiene que ver con el poder y, más concretamente, con que “estamos pidiendo que los hombres cedan poder”. Lo que no sería tan difícil si ellos se convencieran “de lo que se están perdiendo, de que el espacio de poder que cederían lo ganarían en disfrute de los afectos, por ejemplo, algo que la sociedad siempre les negó”, como señala Xavier. Competencia y machismo Las mujeres que quieren tener vida propia enfrentan muchos obstáculos: hijos, marido, soledad, entre ellos. Por acumulación de tareas, están compelidas a convertirse en super mujeres o mesiánicas. “La sociedad no ofrece otras posibilidades, cuando es sabido que esos problemas no se pueden resolver individualmente, hay que buscar respuestas colectivas”, recuerda Grynspan. Pero no es la única dificultad. También está la relación con los compañeros de la política. “Los hombres dan el campo, pero no el lugar. Hay competencia y machismo al mismo tiempo. La invisibilidad es un dispositivo de poder: hablamos y nadie nos oye, como si no hubiésemos estado allí”. Si hay más mujeres, es posible la complicidad de género, insiste la experimentada política costarricense. Mercado destaca lo poco que duran las mujeres en la política: “Aguantamos poco en un mundo que no es el nuestro. Por el acoso político las mujeres pagan un precio muy alto”. No obstante, les reclama fortaleza y que si no la tienen, no ocupen lugares de poder, “porque eso nos denigra más”. Política y dinero Para hacer política se necesita dinero, y las mujeres llegan a la política no sólo cuando está más desprestigiada, sino desde el no dinero. Mercado propone “bajar los costos de hacer política, volver al cara a cara”, y aumentar el control ciudadano y la transparencia. Modificar las reglas electorales para quebrar el binomio política/dinero, a su juicio es necesario “por sobrevivencia de las mujeres, pero también por dignificación de la política”. Un camino sería la alianza con otros sectores de la población, cosa que su partido ha practicado acercándose al campesinado, por ejemplo. Del partido que preside Mercado se ha dicho que “le falta músculo”. Su agenda se ve como parcial, porque es un partido de causas y de temas “chiquitos”, aunque la legalización del aborto esté entre ellos y sea el que puso la equidad, “que atraviesa todos los niveles de la vida”, en la agenda pública. Un tema de inclusión Sin falsos pudores, las mujeres políticas quieren el poder. El poder como posibilidad de hacer. Cómo van a ejercerlo para que efectivamente haga la diferencia con lo conocido hasta ahora es la cuestión. Para la senadora uruguaya Mónica Xavier es natural que hombres y mujeres tengan formas diferentes de hacer política, porque “vienen de lugares diferentes en la sociedad”. En una región con mayoría de gobiernos democráticos, la ciudadanía se siente muy decepcionada con los resultados. La economía está en la base del descontento y hasta de la desesperanza social. ¿Qué se espera que hagan esas mujeres que van a representar al menos simbólicamente, en cuerpo, a todas las demás? Para empezar, profundizar la democracia instaurando la equidad de género. “Los temas sociales, la pobreza y la exclusión están fuertemente atravesados por el género, por las relaciones de poder asimétricas. Mujer y poder en la política es tema de derechos humanos y de inclusión”, afirma Beramendi. Construir un Estado de derecho en la diversidad, garantizando así la laicidad en sentido amplio, es otra de las expectativas. “Desde la perspectiva de género, se puede proponer a la sociedad una agenda común en la diversidad”, apunta Grynspan. Xavier entiende fundamental que las mujeres se mantengan como tales también en política, que no asimilen el estilo masculino, porque “así es como podemos alimentar la diversidad en el debate”. Repem, el Instituto de las Mujeres y la CNS se proponen difundir, a modo de herramienta de trabajo para desencadenar procesos permanentes de capacitación ciudadana y ejercicio político, los debates del foro internacional, en el que también participaron Cecilia López, ex ministra de Estado de Colombia; Matilde Ribeiro, titular de la Secretaría Especial de Promoción e Igualdad Racial de la presidencia de Brasil, y Fanny Pollarolo, ex diputada socialista de Chile.

1 comentario:

sejorove dijo...

jajaj claro tu debes querer mas estar en el poder...si eres mas feminista. de todas maneras asi me gustas .. toda una mujer